La Iglesia metodista es un movimiento cristiano que se inició a mediados del siglo XVIII en el Reino Unido. Se inspiró en la vida y las enseñanzas de John Wesley,
El padre del metodismo fue John Wesley, nacido en 1703. Se trata de un hombre que ha inspirado la vida de muchos cristianos y que seguramente lo seguirá haciendo. John fue el impulsor de una autentica revolución en el panorama eclesiástico de su tiempo. Esto le costó el rechazo de la Iglesia en la cual fue ordenado ministro.
Un ejemplo de ello fue cuando, después de ser destituido de sus funciones pastorales (a causa de que su predicación causaba «turbación» entre los feligreses de su capilla), pidió en el funeral de su padre poder oficiar la ceremonia, cosa que le fue denegada. Esta prohibición, lejos de desanimarlo, le llevó a que una vez concluido el servicio, subido sobre la tumba de su propio padre, tomara la palabra y proclamase el Evangelio a los cuatro vientos.
Los que lo conocieron de cerca lo describieron como un hombre con una gran piedad, devoción, sacrificio y amor a Dios. También fue considerado un excelente gestor y organizador, y aunque sus predicaciones fueron menos emotivas que las de su compatriota de fatigas y amigo desde las reuniones del Holy Club de Oxford, George Withefield, el reconocimiento por parte de los creyentes coetáneos de su época respecto de su ministerio y don de parte de Dios, fue irremediable.
Su vida se pasó entre predicaciones y viajes, en condiciones complicadas. J.Wesley renunció a una vida de comodidad y confort por una vocación inspirada por Dios para su vida. El mensaje de Dios que trastocó su corazón le impulso cada día de su vida a proclamar el Evangelio con gran amor, fuerza y pasión.
Había nacido en el seno de una familia cristiana, y logró conseguir una beca para estudiar en Oxford. Allí se formó un grupo de estudio bíblico. En el periodo en el que muchos ingleses se iban a buscar suerte y a servir como predicadores en los Estados Unidos, viajó junto a su hermano Charlie a América. Durante el viaje el barco pasó por una tormenta y la desesperación fue muy grande, hasta el punto que actuó igual que si no tuviera esperanza y fe. En medio de esta crisis, vio cómo unos hermanos moravos mantenían la paz. Esta experiencia le llevó a reflexionar sobre su propia fe, hasta el punto de preguntarse si realmente era un hijo de Dios.
Durante tiempo estuvo buscando a Dios, hasta que un día ––según narra–– sintió un fuego divino en su pecho. Desde entonces, su corazón se prendió, y aunque John Wesley murió siendo anglicano, el no reconocimiento de los ministros ordenados por él por parte de la Iglesia de Inglaterra, llevó a que la Iglesia metodista se constituyera como una confesión independiente.
El movimiento metodista se entendía desde sus orígenes como un movimiento renovador de la Iglesia de Inglaterra en el siglo XVIII, para llevarla a un estudio centrado en la Biblia, por medio de un acercamiento metódico a las Escrituras que llevará a la gente a vivir una vida de santidad.
El término metodista no era muy del agrado de John Wesley, pues fue un apodo que se puso al grupo de estudiantes de Oxford que se reunían desde 1729 a 1735 para orar, ayunar con frecuencia, leer la Biblia, visitar a los enfermos, pobres y presos.
Algo que cabe resaltar de la vida de John Wesley era la mala relación conyugal con su esposa. John Wesley, en contra de la opinión de su hermano Charles, tomó en matrimonio a la viuda Vazeille.
Lejos de lo que muchos evangélicos actuales esperan de un gran siervo de Dios, su matrimonio no fue para nada ideal. Tuvo que afrontar muchas complicaciones y contrariedades. Su matrimonio tuvo muchísimas dificultades. Por un lado, la esposa llegó a ridiculizar a Wesley en público y a aliarse con ciertos opositores de este, tal vez buscando quizás llamar la atención de su esposo. Por otro lado, la esposa se quejaba amarga y profundamente de los largos periodos de soledad que pasaba, del abandono constante que sufría por parte de su marido, el cual estaba siempre muy ocupado con asuntos derivados de su ministerio, y el tono cariñoso de las cartas a sus hermanas, que parecía no corresponder con el trato que como esposo le daba a ella.
John tuvo que lidiar de forma constante con celos de su esposa. Incluso buscaba en las cartas de su marido pruebas «incriminatorias» de alguna supuesta relación extra conyugal (acusando a su marido de adulterio en alguna ocasión). Esto les llevó a un desgaste de la relación muy profundo, llegando a dormir en camas separadas y a hacer vidas prácticamente separadas en pisos diferentes de la misma casa. La relación parece que se fue deteriorando tanto que alcanzó algunos extremos de violencia.
El matrimonio Wesley se separó definitivamente, y en la última carta que J. Wesley le dirigió a su mujer dejaba evidencias del profundo daño que se habían causado ambos. Tras esto nunca más se vieron, e incluso cuando John fue avisado de la muerte de la que todavía era su esposa, no hizo nada salvo quedarse en casa.
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